Galaxy S7 Edge y tres grandes claves para entenderlo

Galaxy S7 Edge y tres grandes claves para entenderlo

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Galaxy S7 Edge y tres grandes claves para entenderlo

Casi finiquitado ya el Mobile World Congress 2016 y con algo más de perspectiva parece claro que la mayor demostración de fuerza la hizo Samsung con su Galaxy S7 Edge. Es un smartphone con base sólida en la pasada versión que llega puliendo impurezas y con un varios retos por delantezo.

Nos preguntábamos si en la renovación de terminales Samsung había escuchado a los usuarios. Parece que sí, y ahora tenemos bastantes más detalles de este nuevo Edge que nos permiten ver más claramente cuáles son las claves de esta actualización.

Tras haber estado jugando con él cerca de una hora, nos centramos en el Galaxy S7 en su versión Edge, al que considero gran protagonista de la feria, aunque varios de los puntos aplican a ambos terminales o a la estrategia detrás de ellos.

Perfilando una estética que gusta

Más potente, más manejable. Y más bello

En 2015 veíamos dos modelos, de 5.1 pulgadas, cuya diferencia básica era la curva en el modelo Edge. Paga 150 euros extra y tendrás un borde mucho más hipnótico. Pero también más incómodo. E inútil, o casi.

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Al tick-tock de Samsung con el Note 5 se sumaba el Galaxy S6 Edge, único modelo que vimos en Europa. Modelo al que Samsung le hace una cruz en este MWC, empañando su existencia con el S7 Edge.

Más potente, más manejable. Y más bello. El Galaxy S7 Edge pule muchas de las asperezas que veíamos en la pasada (y no tan pasada) generación. Eso sí, con sobre una base que gustó mucho y sobre la que hay varias pegas. Hay varios cambios:

  • Edges por todas partes. El nuevo Edge trae el cristal curvado por bandera, desde todos los ángulos posibles. Con su curva tras los edges ahora es mucho más cómodo de agarrar. Y no solo eso, sino que ahora el cristal curvado a lo 2.5D abraza todo el dispositivo.

  • A caballo entre estándar y phablet. 5 pulgadas y media es una diagonal que, con el buen uso de los coreanos, se vuelve sensiblemente más manejable en su uso a una mano. Aquel que esté acostumbrado a teléfonos grandes no tendrá problemas, palabrita.

  • Protuberancias fuera. Una debilidad reconocida (indirectamente, eso sí) por Sammy. El dúo S7 llega sin un saliente que rompa su trasera de cristal. O apenas, ahora esos 0.46 milímetros se anuncian a bombo y platillo. El año pasado era bastante más abultado, sin duda. Y aunque no está claro que Samsung haga uso de esta tecnología en sus S7 (de esto hablaremos luego), ha sido uno de los objetivos de diseño en esta generación. Y mi parecer, cumplido: la trasera del S7 luce mejor que nunca. Eso sí, tiene trampa, el teléfono sensiblemente más grueso que hasta ahora y eso ayuda a esconderlo.

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  • Adiós al Plus, no te echaremos de menos. Las opiniones son como los culos, cada uno tiene la suya. Pero no traer el Note 5 a Europa un grano en las ‘opiniones’ de Samsung, y de algunos de sus usuarios. El S7 Edge limita de tres a dos las versiones que veremos en 2016.

  • La curva se diluye, y se potencia. Este año parece que se ha perseguido menos el ‘efecto wow’ con el terminal y nos trae más posibilidades vía software. A priori parece que hay acuerdo en que la sensación con la curva es de que se diluye mejor con el diseño del teléfono.

  • A la versión plana le gusta (más) que la cojan. El S7 sin apellidos sigue siendo, aunque la diferencia es menor que en 2015, mucho más cómodo de utilizar. Por supuesto también hablamos de uso a una mano. La clave aquí será decidirnos por un tamaño, esperando a ver si por qué modelo se decanta autonomía.

  • Edge, me distraes. Resulta obvio, pero la versión con bordes curvos distrae ligeramente. Ver imágenes o pulsar en los laterales sigue siendo algo extraño. Aunque parece acentuarse menos, sigues mirando ese trozo de la pantalla con mucho ángulo, como si miráramos el teléfono de lado.

  • Samsung se moja. El acercamiento a la resistencia al agua quizás no convenció en el Galaxy S5. Con el S6 se dio el paso atrás, renovando completamente el diseño. Sobre esa base, hoy el S7 se puede mojar.

El rendimiento, bajo la lupa

Tras una generación que ha vivido en exclusiva con chips Exynos, alejado de la acalorada polémica con el Snapdragon 810, vuelven las preguntas sobre el Galaxy S7 y su procesador. Se vuelve a repetir la habitual dualidad entre versiones.

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Esta vez, Samsung trae la versión con procesador Exynos 8890 al mercado europeo, mientras que se van al Snapdragon 820 de Qualcomm tanto para el mercado estadounidense como para China. Preguntamos a Samsung España el porqué de esta división por regiones, si atiende a algún motivo en materia de rendimiento o conectivida y cuál es la razón:

“Con el S6 rompimos la línea y apostamos por sólo Exynos porque consideramos que era el mejor teléfono del mercado.[…] Ahora optamos por Exynos para el mercado europeo y por Qualcomm para otros mercados porque consideramos que ambos procesadores tienen un rendimiento similar. No hay un gran motivo detrás.”

Se confirma eso sí que no hay dos tamaños de batería según modelo, por lo que a priori no debería haber diferencias en el consumo entre ambos SoC. Por ver queda, eso sí, cual es el rendimiento final de las dos plataformas y su eficiencia.

Otra de las claves de este duo Galaxy S7 es el por qué de la falta de USB C en los dispositivos. Vendido como ‘el futuro’, Samsung podría haber dado un gran empujón al ecosistema de productos compatibles con este conector sin demasiado esfuerzo aparente.

Mi compañero Javier nos daba una pista, al conversar también con gente de Samsung. El motivo: la compatibilidad con accesorios, donde pesa y mucho el Gear VR que ya está en el mercado con el antiguo microUSB. Eso sí, nos enseñan la luz al final del túnel: “creednos”, el próximo gran Galaxy sí será USB C.

La refrigeración líquida muestra a una Samsung compitiendo en el límite con su división de semiconductores

Por otra parte, una característica de la que ya hemos hablado me dice, en lo personal al menos, muy poco de este gran Galaxy. Se trata de su refrigeración líquida, que muestra a una Samsung compitiendo en el límite con su división de semiconductores.

Sí, es cierto que se potencia el rendimiento un 30% en CPU y hasta un 64% en gráficos con el nuevo Exynos frente al que encontrábamos en el S6. Pero pasan dos cosas con esto. La primera es que las cifras de mejora ya no son tan impresionantes como hace unos años. La segunda, que hayan tenido que recurrir a mecanismos ajenos a la optimización y la eficiencia para mantener el sistema estabilizado bajo cargas de trabajo grandes.

Aquí nos dan algo de contexto los primeros tests que pasan los chicos de Anandtech, donde vemos que sistemáticamente el Galaxy S7 queda por debajo de la pareja de iPhone 6s y su medio año de recorrido. Por no mencionar que A9 dispone de bastante menos batería a la que recurrir. Habrá que ver como quedan las cosas tras una muy próxima llegada al mercado.

Por tanto es sin duda una buena noticia que la batería en estos S7 haya crecido significativamente. Siempre lo es. Pero estaría atento a las pruebas que detallen la autonomía real y ver si realmente esta se amplía en la proporción que lo hacen sus módulos de ion de litio.

Pero cerramos apartado con un par de buenas noticias para los usuarios. La primera es que el Galaxy S7 se mueve realmente ágil, y en primeras pruebas de carga de aplicaciones parece que es capaz de echarse encima de una buena cantidad aplicaciones y ventanas de navegación sin inmutarse. Por lo que, a priori, nos sitúa con un pie en la zona de seguridad. Toca probarlo bien, claro.

La segunda es que aunque en el S6 no pareció funcionar la estrategia de eliminar todo rastro de modularidad del teléfono. Batería y memoria se hicieron fijas. Personalmente la batería me importa menos (salvo para reemplazarla cuando envejece), pero la memoria sí que me ha sacado de algún apuro. Son posibilidades para el usuario: ‘compra el modelo que quieras hoy y cumpla tus necesidades, si necesitas más ven mañana y amplía hasta los doscientos gigas’.

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Me gusta, por cierto, la solución cada vez más popular de incluir una bandeja dual para SIM y SD que minimiza el número de ranuras en el teléfono. Eso sí, no hay opción a segunda SIM en lugar de la microSD, una pena.

Su cámara, la estrella

Como avanzábamos, la cámara es uno de los apartados más importantes en un teléfono hoy día (además de uno de los grandes justificadores del ‘me gasto 700+ euros en esto’) y en Samsung los esfuerzos por mejorarla han sido grandes.

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Por el apartado puramente estético, Samsung ha reducido el saliente de su cámara. No mentiré si digo que era lo que menos me gustaba del anterior en el apartado de diseño. Creo que simplemente no estaba bien resuelto.

Pero eso no es ta importante como su rendimiento, donde Samsung ha dado la talla en este Mobile World Congress. A priori parece que Samsung no usará tecnología propia Britecell, sino que recurre a una versión renovada del IMX 240 de Sony que llevaba la pasada generación.

Se trata del IMX 260 también fabricado por Sony, según han desubierto los chicos de SamMobile. Es posible que, al igual que en los Galaxy S6 nos encontremos con diferencias entre el proveedor del módulo, pero que finalmente acaban rindiendo de forma similar. Algo parecido al escenario en el que nos movemos con los Exynos y Qualcomm (aunque esté todavía por ver cómo queda la foto final).

Nos encontramos frente al teléfono con mejor luminosidad del mercado, sin discusión

A falta de probarla a fondo y compararla fuera del recinto del MWC, parece claro que nos encontramos frente al teléfono con mejores condiciones luminosas del mercado, sin discusión.

Para rematar la faena, Samsung ha presentado junto a los nuevos teléfonos una carcasa con objetivos a la que podemos fijar dos tipos de objetivo: tipo Fish Eye y telescópico. También hay ganas de echarles el guante. Pero se me ocurre algo, ¿y si dieran la opción de estos accesorios frente al VR con las reservas?

Queda mucho por probar de esta pareja de teléfonos, aunque lo cierto es que apunta maneras. Bastantes más luces que sombras que dirigen a Samsung hacia el lugar que debe luchar: en lo más alto.

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