En los últimos días hemos visto como las prometidas pantallas flexibles están a punto de llegar al mercado del consumo. Tanto Samsung como LG van a lanzar terminales dotados de pantallas flexibles, las cuales ya las hemos podido ver en imágenes y vídeos.
Samsung apuesta por una curvatura en el eje transversal con el Samsung Galaxy Round. En cambio LG apuesta por la curvatura en el eje longitudinal con el LG G Flex. Y que dos fabricantes independientes saquen dos modelos tan distintos indica que ninguno tiene muy claro como aprovechar esta nueva tecnología.
Pantallas flexibles, un nuevo campo de oportunidades
Las pantallas flexibles son una nueva tecnología muy interesante. El cristal es sustituido por el plástico y eso significa que la pantalla no tiene que ser plana sino que puede tomar cualquier forma. Esto le da flexibilidad y resistencia. En Xataka lo explicaron muy bien.
Las oportunidades son muy grandes. Desde diseños curvados como los que estamos viendo hasta otras aplicaciones fuera de los teléfonos móviles. Por ejemplo, relojes inteligentes mejor adaptados a las muñecas, pantallas en los coches que sigan la línea del salpicadero, o incluso terminales o tablets completamente flexibles, que se puedan plegar de alguna ingeniosa forma.
Si hoy en día no vemos productos innovadores seguramente será porque todavía estamos en el inicio de la tecnología. Los primeros móviles Android eran bastante toscos, y eso no quiere decir que no evolucionaran rápidamente. Aquí podemos estar ante el mismo fenómeno.
Móviles curvos: no tan buena idea
El problema es que estos primeros diseños intentan aprovechar la novedad de las pantallas flexibles y nos proporcionan unos móviles rígidos, como los de toda la vida, pero muy curvados. Y aquí, personalmente, no veo innovación. Sí un producto curioso, que me gustaría tocar, pero no algo innovador que cambie nuestra forma de interactuar con la tecnología.
De hecho un móvil tan curvado como los que presentan LG o Samsung me parece más bien engorroso. Problemas para el manejo, problemas para llevarlo en el bolsillo, problemas de fragilidad (el impacto en una caída puede ser más localizado)... problemas por todas partes.
Así que salvo algunas excepciones, por ejemplo en relojes inteligentes, ya que una pantalla curvada se adaptaría mejor a la muñeca, no veo mucha innovación a un terminal curvado. Más bien todo lo contrario, una involución de la tecnología. Estamos acostumbrados a leer en plano.
¿Móviles flexibles?
Otro tema sería la aparición de terminales flexibles. Que se pudieran plegar. O permitir cierta flexibilidad para jugar a determinados juegos o lograr una mejor visión en determinadas situaciones. Pero todavía estamos lejos de esto.
Que las pantallas sean flexibles no quiere decir que se puedan doblar a nuestro antojo. Hoy por hoy lo que podemos afirmar es que se pueden disponer de una forma que no sea tan plana como con la tecnología habitual, no que podemos doblarla como si fuera una hoja de papel sin que sufra daños. Y es por eso que los fabricantes se han lanzado con los terminales curvos como primera aplicación de esta tecnología.
Conclusiones
De momento las pantallas flexibles dan un grado más de libertad a la hora de diseñar terminales, pero dudo que esta flexibilidad añada innovación real a corto plazo. La flexibilidad de móviles y tablets está lejos y de momento nos tendremos que conformar con pantallas más curvadas de a lo que estábamos acostumbrados. Por supuesto el primer impulso de los fabricantes ha sido exagerar hasta el límite la curvatura, para demostrar lo que son capaces de hacer, pero me parece completamente innecesario. Habrá que esperar a nuevas aplicaciones de esta tecnología tan prometedora.
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