Samsung, el Galaxy S9 y las variantes plus: el mejor siempre la tiene más grande

Por fin tenemos nuevo modelos de la serie Galaxy S de Samsung, el Samsung Galaxy S9, los flagship de Android que seguramente sean los más vendidos de la gama alta del año y que, sin duda, marcan tendencia. Y en esta ocasión han vuelto a ser dos modelos.

Pero la gran diferencia de este año es que las diferencias entre los dos modelos aumentan. Ya no es solo cuestión de tenerla (la pantalla) más grande, sino que hay diferencia de especificaciones. Y esto fuerza a ir a por el teléfono gigante si se quiere estar a la última.

La moda del modelo plus

Ya van unos años en los que Samsung lanza dos (o incluso tres) modelos de su gama Galaxy S. Y la principal diferencia estribaba en el tamaño de la pantalla y la capacidad de la batería. Está claro, a mayor tamaño de pantalla cabe más batería y no hay nada que justificar ahí.

Pero este año se han animado por otorgar más prestaciones al modelo Galaxy S9+: más memoria RAM (cosa que ya vimos en el S6 Edge+, pero que fue lanzado meses después de los S6 y Edge) y una mejor cámara. Y aquí está la clave: si un usuario quiere tener la doble cámara que tan de moda está en estos momentos y que tan buenos resultados consigue en el modo retrato, tiene que decantarse por el modelo grande.

Esta moda de un terminal más grande con diferencias significativas de especificaciones (y sobre todo en la cámara) viene de Apple. Con el lanzamiento del iPhone 6 e iPhone 6 Plus empezó a crear dos versiones de su gama alta, con diferencias en tamaño y en la cámara. Y más recientemente ha creado un tercer gama alta, un super gama alta, el iPhone X. Samsung no se va a quedar corto posicionando también en dicha super gama alta a los teléfonos Note, cosa que seguramente la veamos en verano: mejores especificaciones y precio aún más alto.

Pero, ¿por qué?

Muchos usuarios de Samsung se preguntarán que por qué tienen que elegir el más grande (que puede resultar incómodo a muchos) si lo único que quieren es tener el tope de especificaciones del año. Y la respuesta no viene tanto del lado de las especificaciones y si tal o cual componente cabe en un terminal sino de un tema económico: la autofijación de precios.

De lo que se trata con esta técnica de fijación de precios es que cada consumidor pague por el producto lo que está dispuesto a pagar. Esto es muy complicado de implementar, pero idealmente una empresa debería cobrar a cada cliente lo que esté dispuesto a pagar (mucho dinero a los muy entusiastas, menos dinero a los que comparan y buscan la mejor calidad precio siempre que la empresa se quede con algo de margen).

Como esto no es posible (es poco práctico, aunque hay países en que las tiendas funcionan todavía con el clásico regateo y no con precios fijos) lo que hacen muchos negocios es crear productos muy parecidos con precios diferentes y el consumidor se inclinará por el que mejor se ajuste a su bolsillo. Por eso, por ejemplo, en los Starbucks hay cafés desde 2 hasta 6 euros y las diferencias son mínimas (el coste del café, la nata y el tiempo de preparación son ridículas comparadas con el coste del alquiler de un local céntrico).

Los fabricantes de móviles llevan muchos años usando esa técnica. Un clásico es la memoria de almacenamiento del terminal. Es una queja común de los usuarios tanto de Android como de iOS, la diferencia de tener 32, 64 o incluso 128 GB de almacenamiento es muy alta comparado con el coste real de la memoria para el fabricante. Está claro, lo que busca la marca en este caso es lograr que cada usuario pague lo que esté dispuesto a pagar y tenga unas especificaciones distintas (es la forma de justificar la diferencia de precio).

¿Por qué Samsung aumenta las diferencias entre modelos justo ahora?

Con el Samsung Galaxy S9 y S9+ Samsung crea esta diferencia artificial con dos productos similares pero suficientemente diferentes para justificar 100 euros de diferencia en el precio (849 euros el normal y 949 euros el plus). A esto, además, hay que sumarle las diferencias de precios por la memoria de almacenamiento, con lo que habrá un degradado de precios seguramente hasta los 1150 euros (aunque todavía no se sabe).

La gran pregunta es por qué Samsung ha aumentado las diferencias entre los modelos justo ahora. Es decir, el año pasado ya tuvimos dos modelos (el S8 y S8+) con 100 euros de diferencia pero el único cambio entre terminales era la pantalla y la batería. Ahora la cámara, un elemento fundamental en la gama alta, también se ve afectada.

Aunque es difícil de saber a ciencia cierta, lo más probable es que las diferencias en el pasado no fueran suficientes para empujar a una gran mayoría de usuarios al modelo superior. Y esto disminuye el precio medio pagado por el terminal, justo en un momento en que los precios de los terminales de gama alta suben. Por tanto Samsung ha decidido separar, diferenciar aún más sus terminales.

El problema es que para muchos, incluso los que estén dispuestos a pagar el precio que sea, las 6,2 pulgadas del modelo plus se le quedan grandes. Y al final, con toda esta estrategia de marketing de fijar precios lo que se consigue es que para tener el mejor terminal del año (al menos de Samsung y salvando al Note9) hay que quedarse con el que la tiene más grande (la pantalla).

En Xataka | Samsung Galaxy S9 y S9+, primeras impresiones: ‘plus’ ya no sólo significa más grande, también significa mejor En Xataka Android | Del Galaxy S6 al Galaxy S9: así ha evolucionado la gama alta de Samsung en los últimos años

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