Bajo el suelo de Salamanca hay un tesoro en litio y rubidio. La mala noticia: su explotación es un laberinto sin salida

  • Un muy alentador hallazgo de litio y del ultrarraro rubidio en Salamanca ha desatado una auténtica fiebre del "oro blanco" en la provincia

  • Es una oportunidad estratégica para competir con China: promesas para la España Vaciada y unos obstáculos difícil de sortear

Editor

Una empresa minera australiana puso el ojo en Salamanca. Berkeley anunció un hallazgo de importantes concentraciones de litio, y sobre todo, rubidio en su "Proyecto Conchas", cerca de la frontera con Portugal. A este se suma el proyecto de Essential Metals Limited en Villasrubias, que también ha confirmado la presencia de litio de alta calidad.

El "oro blanco". Estos hallazgos son de una importancia estratégica capital. El litio es el componente esencial de las baterías de nuestros móviles, también de los coches eléctricos. Pero el rubidio es aún más crítico: es un metal escaso, dominado por China, y necesario para sectores como la defensa, la computación cuántica y los sistemas de visión nocturna. Europa depende casi al 100% del procesado chino para estos materiales, y los yacimientos encontrados en España son una oportunidad única para reducir esa dependencia.

El dominio casi absoluto de China en la cadena de suministro. Para entender la urgencia de encontrar estos minerales en Europa, hay que mirar las cifras del dominio chino. No se trata solo de que China sea uno de los mayores extractores; la clave está en que controla casi toda la cadena de valor posterior. Según la Agencia Internacional de la Energía y la Comisión Europea, China controla más del 70% del refinado mundial de litio y más del 85% del procesado de tierras raras. Esto significa que casi todo pasa por manos chinas para convertirse en un material útil. Este control casi monopolístico le otorga a Pekín una enorme capacidad de presión geopolítica, haciendo que cada hallazgo en suelo europeo, como el de Salamanca, sea una cuestión de soberanía industrial.

Imagen: Wikimedia Commons

La paradoja. Precisamente China se ha interesado en explotar el litio que nos haría independientes de ella. Para añadir más complejidad al tablero, una de las últimas noticias apuntaba que el gigante asiático ha mostrado intención de participar en la explotación de estos yacimientos salmantinos. El dilema es el siguiente: ¿Aceptar la inversión extranjera para acelerar los proyectos o mantener el control nacional de un recurso estratégico?

La fiebre del litio. Más allá de la geopolítica, a nivel local estos proyectos se ven como una oportunidad. Un portavoz de uno de los proyectos llegó a afirmar que Salamanca es "quiza la región, no solo de España, sino de Europa, que posee el mayor número de materias primas críticas identificadas". La explotación de estos recursos puede generar una importante inversión y por ende puestos de trabajo en una zona afectada por la despoblación. Pero no todos están de acuerdo, de hecho, por la explotación de la mina en Villasrubias, el pueblo se echó a la calle para manifestarse en contra.

Europa no lo considera estratégico. A pesar del potencial, la realidad burocrática es un obstáculo. Según informaron medios locales, la UE, en su primera convocatoria para designar proyectos mineros estratégicos, dejó fuera todas las propuestas de Salamanca.

Dos empresas polémicas. Para complicar la situación, las dos mineras australianas protagonistas tienen un historial conflictivo. Por un lado, Berkeley Energía, mantiene un litigio millonario contra el gobierno por haberle denegado los permisos para su mina de uranio en Retortillo. Por otro lado, Energy Transition Materials (ETM), la empresa detrás del proyecto de Villasrubias, tiene un precedente aún más controvertido en Groenlandia.

La última barrera. El impacto medioambiental de estos yacimientos importa: la minería de litio requiere grandes cantidades de agua y puede contaminar los acuíferos, un riesgo que ya ha provocado la paralización de otros proyectos en España. La viabilidad de la explotación en Salamanca no solo dependerá de la riqueza del mineral, sino de que pueda llevarse a cabo de una forma sostenible y con el consenso de la población local. En Cáceres, por poner un ejemplo similar, el movimiento ciudadano intenta evitar que se altere el paisaje.

Imagen de portada | Julián Rejas De Castro para Wikimedia Commons y IEEE Spectrum

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