Trump se mantuvo firme con los smartphones y declaró un 25% de aranceles con las miras puestas en fabricantes como Samsung. Ahora esta guerra comercial acaba de entrar en su fase más agresiva: la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desplegado su arma económica más potente. Un arancel del 100% a la importación de chips que afectará a toda la industria que no mueva su producción a territorio estadounidense.
Nuevas reglas. La medida, anunciada por Trump, es simple y contundente: un arancel del 100% a todos los chips y semiconductores importados. Sin embargo, como informan desde CNBC, hay una exención importante, y es que las empresas que estén "contruyendo en EEUU" no pagarán el recargo. Eso sí, los detalles de cuándo se necesita fabricar en el país para obtenerla aún no están claros.
Reacción inmediata. La industria ya se mueve para evitar el nuevo arancel. Apple, cuyo CEO Tim Cook estaba presente en el anuncio, no tardó ni un segundo en reaccionar. Según medios como Reuters y la nota de prensa de la compañía, han ampliado en 100.000 millones de dólares su compromiso de inversión para fabricar en EEUU durante los próximos cuatro años.
Entre los socios de Apple en este aumento de inversión están Corning (de los cristales protectores), Coherent, GlobalWafers America, Applied Materials, Texas Instruments, Samsung, GlobalFoundries, Amkor y Broadcom.
El gran ganador. Ese es Samsung. La surcoreana, que estaba en el punto de mira, se ha convertido en la primera beneficiada de este movimiento. El mismo día del anuncio, Apple confirmó un acuerdo para que Samsung fabrique en su planta de Austin los nuevos sensores de imagen para el futuro iPhone 18, según informa el Financial Times.
Este acuerdo llega apenas unos días después de que conociéramos su contrato millonario para fabricar los chips de IA de los futuros Tesla, también en Texas. La apuesta de Samsung por fabricar en EEUU está dando sus frutos desde una fase temprana.
Perdedor indirecto. La otra cara de la moneda la pone Sony. Como se analiza en FT, el acuerdo entre Apple y Samsung para los sensores de cámara es un golpe directo para Sony, hasta ahora el único proveedor de este componente para el iPhone. La razón es simple: "Apple habrá preferido a Samsung antes que a Sony porque Sony no tiene fábricas en EEUU". El impacto se ha notado en bolsa, donde los fabricantes de chips japoneses como Tokyo Electron cayeron con fuerza tras el anuncio de los aranceles.
Y los que respiran. En contraste con el pánico en Japón, las acciones de las surcoreanas Samsung y SK Hynix y de la taiwanesa TSMC subieron. Según CNBC, un enviado comercial de Corea del Sur ha asegurado que sus empresas estarán exenta de los aranceles gracias a sus fuertes inversiones en EEUU y a un acuerdo comercial previo. TSMC, por otra parte, ya había anunciado una inversión masiva en sus nuevas plantas de Arizona, así que se queda fuera de la criba.
Los nuevos aranceles son mucho más que un impuesto. Son la herramienta de presión del país norteamericano para forzar la relocalización de la cadena de suministro de semiconductores en su territorio. Sin duda, los grandes ganadores son las corporaciones con miles de millones para invertir en fábricas estadounidenses. Es el inicio de una era proteccionista que puede redibujar el mapa de la industria tecnológica y, por supuesto, en concreto la del smartphone.
Imagen de portada | Gage Skidmore en Flickr y Alejandro Alcolea para Xataka
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