El grosor sí importa, y la batería mucho más

Durante este 2016 estaba siendo feliz, muy feliz, viendo cómo cada móvil que salía tenía una cosa en común: una batería decente. No voy a decir que fuera muy buena, porque tampoco son para tirar cohetes, pero es un avance después de lo visto en la gama alta del 2015 en cuanto al tamaño de las baterías. Y esperaba con ilusión el lanzamiento del nuevo Moto Z del 9 de junio.

El año pasado ver un teléfono de gama alta que tuviera, como mínimo, 3.000 mAh de batería era motivo de celebración, porque la mayoria bajaba de esta cifra, viéndose superados en este aspecto por algunos gama media como el Moto X Play o el BQ Aquaris M5, por mencionar sólo dos de ellos.

Todo iba bien en términos de batería hasta que...

Este año prometía, el Galaxy S7 llegaba a los 3.000 mAh, el S7 Edge los superaba, el HTC 10 llegaba... Pero no todos seguían este camino, el LG G5 se revelaba con sus 2.800 mAh. "Bueno, será la única excepción" pensé, ingenuo como pocos, pero viendo que el Xiaomi Mi5 también llegaba a esos 3.000 mAh, me hice ilusiones.

Entonces llegó la primavera, y con ella el buen tiempo, el polen torturando mis ojos, y el Moto Z. No voy a hablar de la versión Force, que dentro de lo que cabe se salva, pero el original, ese cuyo grosor es de 5,2 mm y tiene una batería de 2.600 mAh, teniendo en cuenta que maneja una potencia brutal, por mucho Doze que tenga, lo va a llevar crudo.

Además no hablamos de un smartphone pequeño, sino de un terminal con una pantalla de 5,5 pulgadas y resolución Quad HD, que es un phablet que, además, tiene una batería bastante escasa. En su día me quejé de la batería del Galaxy S6, cuya pantalla es de sólo 5,1 pulgadas, y si ya tenía motivos entonces, ahora muchos más.

La obsesión por la delgadez en los smartphones no es algo nuevo, y siempre se sacrificaba batería

Si eres más o menos veterano en el mundo de los móviles, recordarás que hubo una época, hace unos 2 o 3 años, en la que algunos fabricantes buscaban la delgadez en sus smartphones a casi cualquier precio. ¿Y adivinas qué elemento era el sacrificado para conseguirlo? Lo has adivinado, la batería.

Recuerdo, echando al mirada atrás en el tiempo, que salían los típicos smartphones chinos que tenían siempre unas características en común: procesador quad-core de Mediatek, 1 GB de RAM (o 2 como mucho) y una batería de 2.000 mAh. Luego podían diferir en la memoria interna, en el tamaño de la pantalla y resolución de la misma, pero el resultado era una autonomía insuficiente.

Esta clase de smartphones ultra delgados y batería casi testimonial no eran aptos, ni mucho menos, para aquellos que eran amantes de los videojuegos, porque a mitad del día estarían buscando un enchufe al que conectar su teléfono al mismo ritmo que si buscaran un retrete.

Pensé que esa época gris se había ido para siempre, pero cuando mencionaron en la presentación su grosor pensé "verás la batería, me lo estoy oliendo", y cuando anunciaron su bateria, efectivamente, mi pensamiento fue "lo sabía, si es que lo sabía", y luego me eché a llorar como sólo un valiente de la vida puede hacerlo, sobre el teclado.

Pero el problema de la autonomía es generalizado

A pesar de que esa parte del Moto Z ha sido el principal motivo de este artículo, no podemos dejar de lado el hecho de que el problema de la autonomía es general, no sólo de ese sector de smartphones cuyo grosor ronda los 6 mm. Esto es algo de lo que nos llevamos quejando muchos, y con toda la razón del mundo.

Vamos a comparar momentáneamente a dos terminales de diferentes generaciones: LG G2 (2013) y Galaxy S7 (por su similitud en el tamaño de pantalla). El S7 ha evolucionado en potencia (procesador, RAM...), almacenamiento, software y resolución de pantalla, entre otras cosas, pero no en el tamaño de la batería, terreno en el que están iguales (de amperaje).

Esto sólo tiene que valer para hacernos ver que la autonomía es un aspecto en el que llevamos años estancados, todo lo demás ha evolucionado a un ritmo vertiginoso. Sí, hay carga rápida, hay modo Doze y una mayor optimización de Android, pero no vale de nada si no conseguimos una mayor autonomía de verdad.

¿De qué me vale poder cargar la mitad de la batería en 15 minutos si no llevo el cargador encima y me deja tirado cuando más lo necesite? Habrá diferentes argumentos al respecto (que siempre son bienvenidos), pero creo que estaremos de acuerdo en que los fabricantes deberían tomarse en serio esto de las baterías.

En Xataka Android | Mitos y realidades sobre la autonomía de los teléfonos móviles

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