Pyongyang Touch, esta es la historia de Android en Corea del Norte

Pyongyang Touch, esta es la historia de Android en Corea del Norte

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Pyongyang Touch, esta es la historia de Android en Corea del Norte

Corea del Norte es la mejor Corea de todas. Sus ciudadanos son felices y viven en un régimen feliz mientras aguantan cual aldea invencible los constantes ataques de Estados Unidos y sus aliados capitalistas. No os preocupéis, no tenemos una firma invitada de Cao de Benós en el blog pero sí que queremos hablar hoy de la tecnología que se usa en este país, más concretamente de la que tiene que ver con Android y es que la plataforma móvil de Google no conoce fronteras, aunque sí que se topa con la censura.

Como ya sabéis, Corea no brilla por su libertad de expresión ni tampoco porque los productos de otros países lleguen sin problemas a los consumidores. Aún con eso, Android se logra hacer un hueco en esta dictadura y lo hace a su manera. Teléfonos y tablets fabricados en casa con un sistema operativo modificado para la ocasión.

La breve y censurada historia de Android

Dicen que Kim Jong-un ama los teléfonos móviles. Su educación la vivió fuera de las fronteras de Corea para unos años más tarde volver y coger las riendas del país. En ese tiempo que pasó fuera estuvo en contacto con la tecnología y se encaprichó con ella. Probablemente por eso hizo un esfuerzo en los últimos años para impulsar esta industria y que la nación que gobierna fuera capaz de producir dispositivos electrónicos como, por ejemplo, un smartphone.

Hace un par de años salió a la luz un teléfono móvil Android fabricado en Corea del Norte y destinado a este mercado. Que se haya producido de forma local era un triunfo para el régimen. Tenían capacidad para hacerlo, aunque fuera un terminal muy modesto. Suficiente para cubrir las necesidades de la población pero sobre todo para sacar pecho frente a todo el mundo.

Kim Jong
¿Qué modelo quieres? ¿16 o 32GB de almacenamiento?

Todo parecía controlado: un smartphone Android con Ice Cream Sandwich, un diseño modesto pero al tiempo saltaron las alarmas: el teléfono podría no haber sido fabricado en Corea. Al parecer, las fotos que aparecieron en su día donde se veía al querido líder en una fábrica solo se trataba de un lugar para empaquetarlos y distribuirlos. La manufacturación se producía en China para, posteriormente, enviarlos con discreción a su destino. Tardamos un año en saber que era así.

Todo apuntaba a que el teléfono presuntamente hecho en China era en realidad una modificación del Uniscope U1201 desarrollado por Jiangsu. Un smartphone que, irónicamente, tenía componentes americanos (aunque producidos en Asia) de fabricantes como Qualcomm. Como dispositivo no estaba mal ya que llevaba un Snapdragon S4. Es cierto que hace dos años ya teníamos 800 e incluso el S4 Pro pero el S4 normal seguía siendo una opción competitiva si no queríamos un terminal muy exigente.

Pasa el tiempo y en una feria de tecnología aparece un tablet desconocido en Corea del Norte. Nadie sabe de dónde salió este dispositivo pero debido a la poca cobertura mediática que hay en un país tan controlado como éste pasó desapercibido y se perdió como otras muchas historias ahogadas por el sistema político que tienen.

Pyon 3

Pocas certezas y mucho humo, el régimen de Kim Jong-un, a pesar de que ellos han vendido la imagen de que son capaces de desarrollar la tecnología suficiente para realizar un teléfono, la realidad es diferente. Ahora bien, sabemos que hay un dispositivo con Android y seguro que más que el hardware hay algo que os produce más inquietud: el software.

¿Qué ofrece la ROM del querido líder?

Lo visto hasta ahora nos deja algunas pistas sobre qué podemos esperar en el software de un teléfono destinado para Corea del Norte. Lo que se puede apreciar a simple vista es la escasa personalización en la interfaz. Ice Cream Sandwich con pocas modificaciones pero con unos cuantos trucos debajo de la manga. El más obvio seguro que os lo imagináis: sí, nada de servicios de Google.

Esto se puede explicar de formas. La más obvia: Corea es muy celosa con la censura y no quieren que sus ciudadanos busquen y accedan a información que ellos no pueden controlar, por eso mismo tiene sentido que tanto Google Play como Chrome y compañía no estén presentes Otro motivo: no tiene sentido pagar las licencias de servicios que ya de por sí están capados en el país.

Pyong 1

Eso sí, que no tenga acceso a la tienda de aplicaciones no significa que no haya apps. Por defecto hay unas cuantas instaladas y como las lentejas, o las tomas o las dejas. La selección que hay de juegos, diccionarios y herramientas varias son las únicas que podemos usar. Curiosamente algunas de las que vienen incluidas son copias no autorizadas por sus creadores originales. Censurar sí pero piratear también.

Llama la atención que entre las muchas aplicaciones que hay exista una para aprender inglés. No esperéis algo tan sofisticado como DuoLingo pero es más que suficiente para aprender lo más básico. Por lo que se ve, es como un libro de texto adaptado para pantallas táctiles. Ahora sí, vamos con un aspecto crítico: la conexión WiFi.

Esta modificación del Uniscope U1201 ofrece la posibilidad de conectarse a Internet como cualquier otro dispositivo. La pieza está ahí, en el hardware, pero por desgracia está deshabilitada por software para que no podamos conectarnos de ningún modo a Internet. De hecho, tampoco es compatible con la intranet que opera y sí está disponible para los ciudadanos del país.

Pyong 2

Un teléfono copiado que ni siquiera se fabrica en el país, un Android con muchas restricciones hasta tal punto que no se puede conectar a Internet. Llegados a este punto la pregunta es: ¿qué pinta un smartphone en un país como este? No tiene mucho sentido tener un dispositivo con unas pocas aplicaciones y al que se le puede sacar poco provecho. Es cierto que menos da una piedra pero visto lo visto, no parece que la presencia de Android sea para la comodidad de sus usuarios.

Probablemente, como ocurre con la intranet, tan solo sea una forma de propaganda de cara a la galería con el resto de países del mundo. Mirad: tenemos teléfonos móviles como vosotros, pero con una serie de limitaciones importantes. Eso sí, podemos decir que una plataforma como Android es capaz de llegar a todos los lugares del mundo, aunque para ello la obliguen a hacer cosas muy feas.

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