Hasta en los matrimonios más sólidos, experimentar es un deporte muy saludable. Siempre que ambos estén de acuerdo, naturalmente. En mi caso, uno de mis matrimonios más largos es el que mantengo con Spotify, pues soy usuario de pago de la plataforma desde hace eones. Desde antes de que Spotify fuese "apúntate a Spotify que es mejor que esta otra". Porque entonces sólo estaban ellos. O casi.
Pero lo dicho, de vez en cuando hay que experimentar así que ando embarcado en mi propio crucero de cruising tirándole los tejos a Youtube Music. Largo tiempo he optado por ignorar el mensaje de que pagando por Youtube Premium puedo quitarme los anuncios de la plataforma. Y mira por donde, ahora tengo dos por uno. No tengo anuncios y Youtube Music aloja todas mis listas de reproducción.
No nos engañemos, el catálogo es bastante parecido
Entramos en el mundo de las plataformas de streaming de música en las que, salvo contadas excepciones, los catálogos se comparten. Aquí no hay mucha producción propia como en Netflix, HBO Max y compañía. Es cierto que hay algunas exclusividades firmadas (sobre todo en podcasts) a base de descargar camiones llenos de billetes, pero por regla general todo está en todas partes. O al menos debería estarlo. Y en mi salto de Spotify a Youtube Music no me han faltado demasiadas cosas, y por el camino he podido ganar otras.
El trasvase de listas lo he hecho a través de Soundiiz. Basta con iniciar sesión en ambos servicios desde ahí, y darle los servicios pertinentes, y podrás llevar a cabo un portado de listas entre ambos. Hay limitaciones si no pagas, no os voy a mentir. Soundiiz gratuito sólo permite portar listas de 200 canciones o menos. El truco está en dividirlas en grupos de 200 antes del portado 'et voilà', todo transferido. Durante el proceso te va indicando qué pistas no puede encontrar en el nuevo servicio, y ahí puedes ver lo que falla en los catálogos.
En mi caso particular, he portado con éxito unas 30 listas de Spotify a Youtube Music y no habré tenido problemas con más de 10 ó 15 canciones en total. Algunas son evidentes, como las sesiones que graba la propia Spotify. Es un problema que he tenido con un miniconcierto que dio uno de mis grupos favoritos, 'Kaleo', en los estudios de Spotify. Lógicamente, estas canciones concretas no están disponibles en Youtube Music como. Aunque se pueden puentear.
Y se pueden puentear gracias a la mejor característica que tiene Youtube Music y que no tiene ninguna otra. Y esa característica es que Youtube existe. Youtube esite. Gracias a que Youtube está ahí, en Youtube Music puedes añadir música extraída directamente de los vídeos de la plataforma. Eso significa que si el concierto de Kaleo no está entre los archivos de música, sí que están los vídeos subidos al canal del grupo.
Lo mismo me ha pasado con una canción de Dua Lipa con Troye Sivan, 'Somebody to love me'. Una que llevo esperando que aparezca por Spotify desde 2016 y que a día de hoy sigue sin estar. ¿La solución? Localizar el vídeo y añadir su audio a una de mis listas. Fin del problema. Youtube Music extrae el audio mientras que va reproduciendo las listas y sólo muestra el vídeo como tal si tú se lo pides en la propia aplicación, y entonces añade la imagen.
Así que, basándonos en esto, el catálogo de música en Youtube Music es virtualmente inagotable. Ya no se trata sólo de poder añadir canciones grabadas, también puedes colar videoclips. Y esto es muy, muy bueno y lo estoy exprimiendo que da gusto.
Las apps no, y algunas cosas no entiendo por qué no están
Pero lo que parece jauja cuando hablamos del servicio de Youtube Music como tal, se ennegrece cuando entramos en las aplicaciones. No sólo en la aplicación para móviles (yo uso la de Android) sino también en la versión para web. Porque no, Youtube Music no tiene aplicación para escritorio. Google prefiere que acudas al navegador en lugar de entregarte una app independiente con la que hacer todo. A mí no me preguntéis, me parece bastante absurdo.
Otra cosa que encuentro absurda es que Google, que es dueño del ecosistema Home y que haya sido responsable de que medio planeta pueda castear contenidos a través de una rápida sincronización a través de la WiFi de tu casa, no sea capaz de conectar la aplicación de móviles con la versión para el navegador. No se entiende que ambas versiones no sepan qué está haciendo la otra y, por tanto, no pueda usar la web para cambiar la canción que está casteando mi móvil o al revés. De nuevo, me parece bastante absurdo.
Aparte de esto, lo cierto es que el salto de Spotify a Youtube Music en cuanto a apps ha conllevado una adaptación que, en mi caso, ha durado pocos días. Hay cosas que funcionan de forma diferente, como que la reproducción de lo último que escuchabas salte automáticamente cuando te conectas a un Google Home. O como que, por defecto, la reproducción aleatoria y el repeat estén siempre desconectados. Algo que en Spotify solía quedarse fijado, pero aquí no.
Otra cosa que tiene que ver con las apps y con el servicio (al mismo tiempo) es el sistema de recomendaciones. A pesar de que Spotify tiene mucha más información sobre mis gustos, Youtube Music ha empatado en cuestión de días y me atrevería a decir que sus recomendaciones ahora son mucho mejores. Google vive de saber qué haces y esto no es nuevo ni sorprendente. Pero Youtube Music acierta mucho más en lo que me ofrece descubrir que Spotify, algo que siempre es de agradecer.
El algoritmo, o la IA, de Youtube Music es tan superior que no le ha costado ni un minuto captar de qué van mis listas de reproducción a la hora de ofrecerme contenido para seguir inflándolas. Mi lista 'Ellas', por ejemplo, con voces femeninas, ya sólo recibe recomendaciones de voces femeninas. En Spotify aún tengo que andar diciéndole que deje de intentar colarme 'Maroon 5', 'Queen' o similares. Eso para la lista de 'Grupos', que Youtube también la tiene perfectamente controlada.
¿Volveré a Spotify o me quedaré en Youtube Music?
La gran pregunta, qué duda cabe. En estos momentos diría que tengo cierta nostalgia de Spotify en bastantes momentos. Han sido muchísimos años de relación y aún me sale regresar a Spotify de forma automática cuando voy a poner música para trabajar o para hacer ejercicio. Tanto es así que he tenido que quitar su acceso directo del escritorio de mi móvil y de la barra de tareas de Windows. El reflejo era constante.
Pero por lo demás, en Youtube Music me voy encontrando cómodo. Es cierto que el precio es algo más alto (a no ser que mantengas un grupo familiar en Spotify) pero a cambio, los anuncios de Youtube han desaparecido. Y llevábamos una época en la que ver un vídeo medianamente largo, como un podcast grabado en vídeo, suponía tener anuncios en pantalla cada 10 minutos. Demasiada tortura. Ahora eso no existe. Y aunque el que torturaba ahora es el que me cobra, lo cierto es que la sensación es agradable.
En estos momentos no tengo claro si regresaré, o si iré alternando ambos servicios con el paso del tiempo. No me atrevo a ceder el control de mi música únicamente a Youtube Music, porque el historial de momentos en que me ha defraudado cargándose servicios que me encantaban (ay, Stadia) es largo. Así que por ahora seguiré en Youtube Music y quizá en unos meses regrese. Como puedo ir congelando los pagos en uno y otro servicio, quizá tener ambos activos y compartiendo mi tiempo sea lo mejor para no perderme nada de ambos mundos. Ya veremos.
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