Mucho ojo si usas siempre un adaptador USB-C a Ethernet: te puedes cargar tu móvil

Un adaptador para obtener conexión Ethernet mediante un puerto USB-C puede ser una solución útil para muchos casos, pero no es recomendable a largo plazo

Ethernet Puerto
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Eduardo Marín

Editor

El puerto USB-C se ha estandarizado en los dispositivos modernos: móviles, portátiles, consolas de videojuegos e incluso auriculares y cargadores, todo lleva un puerto USB-C. No obstante, la falta de puertos en algunos dispositivos nos hace recurrir a adaptadores que 'transforman' un puerto USB-C en una serie de puertos y conexiones. En el caso de los adaptadores de USB-C a Ethernet, su uso incluye algunos inconvenientes, especialmente a largo plazo.

De USB-C a... cualquier cosa. Desde hace unos 7 u 8 años vivimos una era en la que los portátiles ultradelgados (como el MacBook Air y otros) comenzaron a incluir muy pocos puertos, algunos modelos apenas cuentan con un par de puertos USB-C. Para poder aprovechar estos ordenadores al máximo, la mayoría requiere de un adaptador que permita transformar cada uno de esos puertos en múltiples entradas, desde USB-A hasta ranuras para tarjetas SD y, por supuesto, un puerto Ethernet.

Y es que si bien la mayoría de personas y dispositivos se conectan a internet mediante WiFi, todavía hay muchas situaciones en las que puede ser necesario usar un puerto Ethernet: quizás la conexión no es estable o de baja calidad, por ejemplo. En estos casos, disponer de un puerto Ethernet resulta muy útil. Sin embargo, los propios límites de los puertos USB-C producen problemas, o molestias, al usar este puerto para acceder a la web.

El USB-C no está diseñado para conexión a redes. Por lo tanto, al usar un adaptador de USB-C a Ethernet y conectar el dispositivo a internet de este modo, es necesaria una traducción constante de señales entre diferentes protocolos. Esto se traduce en una conexión poco eficiente y problemática. Y esto es aún peor si se trata de un adaptador con múltiples puertos, ya que el USB-C debe gestionar al mismo tiempo distintos periféricos y la conexión a internet.

Estos adaptadores crean cuellos de botella que pueden empeorar la experiencia de navegar en internet, dado que la conexión se hace inestable y poco fiable

Una conexión intermitentes, poco fiable y con bajo rendimiento. Al conectar el dispositivo de esta forma, los usuarios probablemente van a sufrir de una mala experiencia al navegar por internet: conexión intermitente o con caídas repentinas, una velocidad inferior a la óptima y en general una conexión poco fiable, algo que se puede notar especialmente en tareas que requieran de una conexión estable, tales como una videollamada o juegos online.

El móvil y el adaptador pueden sufrir las consecuencias a largo plazo. Esta solución puede terminar perjudicando el funcionamiento del adaptador, pero también supone un riesgo para el propio móvil (o dispositivo). El puerto USB-C es una de las piezas más delicadas del móvil, y si a esto sumamos el uso de un adaptador de baja calidad existe el riesgo de una falla que afecte al dispositivo.

Pero en cualquier caso, incluso aunque el propio hardware del móvil no sufra, el usuario sí va a sufrir las consecuencias de una conexión inestable, poco fiable y peores velocidades de conexión. Algunos expertos recomiendan evitar usar estos adaptadores en cualquier dispositivo como una solución permanente. No obstante, es una solución viable para casos específicos y temporales, por ejemplo, si necesitas configurar un dispositivo por primera vez y no tienes acceso a WiFi, o si la conexión WiFi está fallando y necesitas concluir una tarde de trabajo o estudios. En estos casos, esos adaptadores económicos pueden salvarnos el día.

Imagen de portada | Xataka + Thomas Jensen en Unsplash (con edición)

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