Durante años fui injusta con Android por una mala experiencia. Ahora sé que juzgué todo un sistema operativo por una elección equivocada

Android tiene tantos teléfonos que es difícil equivocarse a la hora de elegir el más adecuado. Pero eso no es un defecto, sino una virtud

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Hace algo más de 10 años que tomé una determinación que he mantenido hasta estos días: abandoné Android y me compré mi primer teléfono de Apple, un iPhone 3GS. Estaba cansada de un teléfono que iba a trompicones, de aplicaciones que se quedaban atascadas...llevo medio año trabajando en Xataka Android y en este tiempo he tenido la oportunidad de probar teléfonos como el Google Pixel 7 Pro o el OnePlus 9 y he descubierto algo: fui injusta con todo un sistema operativo. Me he equivocado con Android.

Nota: hablo de tener un Android como móvil personal. De forma profesional, siempre he estado vinculada el SO de Google.

El iPhone es el teléfono más vendido del planeta según un estudio de Counterpoint. De acuerdo con otro estudio, esta vez de Consumer Intelligence Research Partners y centrado en Estados Unidos, de toda la gente que compró un iPhone el año pasado, el 15% venía de Android. El camino inverso solo lo elige un 4%. El principal motivo por el que cambiaron de sistema operativo a la hora de elegir su teléfono fue que su teléfono Android les daba problemas, un paraguas bajo el que cabe un rendimiento inferior al esperado o de forma generalizada, una experiencia de usuario insatisfactoria.

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No compares un teléfono de 200 euros con uno de mil

Puede que las cosas hayan cambiado mucho desde mi migración, pero la realidad es que me metí la pata: culpé a todo un sistema operativo de una mala experiencia fruto de una nefasta elección de teléfono y sé que no estoy sola en esto: teniendo en cuenta que más de la mitad de la población española se gasta menos de 300 euros a la hora de comprar un móvil (según un estudio de Milanuncios elaborado en 2022 del que se hace eco El Correo), quizás el verdadero problema esté en que nos gastamos menos de lo que deberíamos, o lo que es lo mismo, que infradimensionamos nuestras necesidades.

Es decir, que compramos un smartphone relativamente barato, lo que implica necesariamente ciertas concesiones en aspectos como el hardware o la cámara, y otras inherentes a las estrategias de las marcas como por ejemplo su política de actualizaciones, y después damos el salto a Apple y lo comparamos con un teléfono que puede perfectamente triplicar o cuadruplicar su precio. Estableciendo un ejemplo un poco exagerado, a poca gente se le ocurriría comparar la experiencia de la Xiaomi Band con el reloj deportivo con GPS más avanzado de Garmin, el Fenix 7. Sin embargo, con los teléfonos lo hacemos y lo que es peor, consideramos que Android tiene la culpa.

Mi último teléfono Android era un smartphone básico casi regalado por mi operadora que podría haber hecho feliz (de hecho, lo hizo a posteriori) a mi suegra, que lo usaba para llamadas y WhatsApp. Pero no era la mejor elección para alguien que hacía fotos, navegaba por la web a menudo, era usuaria intensiva de redes sociales y recibía sus emails de trabajo en su terminal.

Es justo decir que el sistema operativo que traía era Android 2.3 y que mucho ha llovido desde entonces. Sin ir más lejos, todavía faltaba para la llegada de Android 4.0 Ice Cream Sandwich, el que es según el equipo de Xataka, la mejor versión de la historia de Android. iOS también lo ha hecho y según mi experiencia, a día de hoy la elección entre un sistema operativo y otro tiene más que ver con presupuesto o flujos de trabajo que con lo que ofrece uno y otro.

Si tienes un presupuesto bajo, en Android hay compras maestras

Sí, Android tiene la culpa de albergar una gran cantidad de marcas y modelos capaces de satisfacer todas las necesidades y bolsillos, lo que en la práctica representa un desafío para el propio ecosistema, como es la adaptación del software a cada terminal. Y sí, hay una gran cantidad de aplicaciones y de actualizaciones, por lo que es una misión gigantesca. Pero eso es la consecuencia de algo tan bueno como poder encontrar un montón de teléfonos por debajo de los 300 euros, algunos capaces de brillar en calidad precio.

Sí, hay que saber elegir, tener claro qué características son importantes cuando compras un móvil barato y que no hay milagros: si quieres una experiencia próxima a la que ofrece el iPhone, la clave está en gastarte lo mismo. Invierte lo que te gastarías en un iPhone en un teléfono Android. Después de probar el Google Pixel 7 Pro tengo claro que sería el móvil que elegiría dentro de este ecosistema, pero afortunadamente en Android también hay un buen abanico de opciones en la gama alta para elegir.

En iOS no hay ese problema: todo es gama alta o gama media alta. De hecho, su teléfono más barato es el iPhone SE (2022), que supera los 500 euros en una rácana versión de 64GB. Que el catálogo de modelos sea notablemente inferior y que sea la misma empresa encargada del hardware y el software hace que tareas como la actualización o la adaptación de las aplicaciones sea más sencillo y ágil. Asimismo, más allá de componentes como las cámaras, el procesador o el diseño con o sin Touch ID, todos los iPhone ofrecen una experiencia similar.

¿Qué pasa si tu presupuesto es inferior a 300 euros? En Apple solo te queda recurrir al mercado de segunda mano y tener mucha suerte. En Android sin embargo puedes encontrar candidatos más que decentes, eso sí, sabiendo siempre lo que compras: Android no tenía la culpa de haber comprado un teléfono por debajo de mis necesidades.

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