Mi pareja tiene dos perritas adorables y cariñosas, pero como dice el refrán, cuando el diablo se aburre mata moscas con el rabo. Y cuando Shiku y Nanuk se quedan solas en casa, a la vuelta puedes encontrarte desde su cojín agujereado a su bebedero roto pasando por el termostato de la calefacción encendido. Pues bien, últimamente nos ha dado por hacer nuestro por montar un pequeño huerto en la terraza: este verano compramos un kumquat y una tomatera de cherries, que tenemos en un par de macetas.
He dicho tenemos, pero podría haber dicho teníamos perfectamente: la tomatera sufrió el ataque de una perra ávida de tomates. A una de las dos le gustan los tomates y la otra es bien traviesa, así que nos planteamos comprar una cámara de para mascotas, pero mientras mirábamos modelos, se me ocurrió la idea de reciclar un viejo Android para convertirlo en una cámara de vigilancia. Dicho y hecho.
De móvil viejo y obsoleto a cámara de vigilancia con detección de movimiento
Como tengo un cajón lleno de móviles más o menos viejos que uso para experimentos como este y sabía de hay unas cuantas apps para usar dispositivos Android como cámara de seguridad y además son gratis, no me lo pensé dos veces. Eso sí, hace falta una buena conexión a internet y es deseable que tenga batería decente (o un enchufe cerca) y un par de GB de espacio de almacenamiento.
Elegí la Alfred Camera (disponible en Google Play Store) por su popularidad y buenas críticas, pero después de probarla me planteo seriamente pasar por caja porque por un lado funciona bien, pero por otro viene con funciones bloqueadas que me parecen interesantes y está adornada con unos cuantos anuncios.
Puedes usar móviles verdaderamente viejos, ya que como cámara admite a partir de Android 5.0 (como receptor, Android 7.0) y además la grabación es en calidad básica si no pagas.
La configuración es sencilla: se vincula a través de una cuenta (sirve la de Google, para más comodidad) y hacen falta dos dispositivos, el que hace de cámara y el reproductor. Por defecto, donde la instales primero entenderá que es el reproductor, aunque en los 'Ajustes' se puede cambiar la función de cada uno. Mi reproductor es mi iPhone personal (sí, también se puede instalar desde App Store) y como cámara, un viejo móvil Android que será donde tendremos que aceptar permisos esperables como el acceso a la cámara o el micrófono. No obstante, también se puede configurar con cámaras de verdad.
El proceso es rápido y sin complicaciones, de hecho donde más tiempo he tenido que dedicar es a pensar dónde y cómo colocar la cámara. Como salen mucho a la terraza, he probado o bien protegida y en una zona alta (bajo la caldera y sobre el compresor del aire) o entre las macetas... aunque en ese caso no se libra de algún olisqueo perruno. Además, hay que considerar que aunque tiene el consumo de batería bien optimizado y funciones de bajo consumo, que tenga un enchufe cerca es buena idea.
A la izquierda, el móvil que actúa como cámara.A la derecha, el móvil receptor
Qué puedes hacer gratis. Esta es la pregunta del millón, en tanto en cuanto Alfred Camera tiene vídeo en directo, detección de movimiento, guarda eventos, tiene la posibilidad de grabar vídeo a demanda, puede captar sonido y también enviarlo en modo walkie talkie, añadir más cámaras para tener tu propio circuito cerrado... pero casi todas esas funciones son de pago. Lo bueno es que para un uso básico sirve, y también para ver cómo funciona.
Sin pagar ni un euro las funciones se limitan a dejar el móvil cámara en un lugar estratégico y que cuando pasen las perras, aparezca una notificación en el dispositivo receptor, lo que te permite abrir la app y ver en tiempo real lo que pase. Además, puedes pulsar sobre el botón del micrófono para decir algo como "Shhhh, Shiku, deja la planta quieta". Y ya. Solo con eso ya he podido corregir a las perras varias veces estos días mientras estaba fuera.
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Portada | Foto de Yosuke Ota en Unsplash
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