Las baterías de cualquier dispositivo son mucho más frágiles de lo que aparentan: además de perder capacidad por su propio funcionamiento, sufren si no se encuentran en unos rangos de temperatura adecuados, por lo general entre los 0 y los 35º C. Y con el verano resulta demasiado habitual que sobrepasen el máximo, por eso hay que poner especial atención a la temperatura del teléfono.
Si las baterías de cualquier dispositivo ya son delicadas de por sí, en verano hay que extremar las precauciones si queremos que mantengan la capacidad durante el mayor tiempo posible. Porque el calor supone la mayor amenaza para los componentes químicos del interior de las baterías, también para las reacciones que se llevan a cabo durante el almacenamiento y recuperación de la energía eléctrica. Los fabricantes integran alertas en el software de los móviles, aunque podemos hacer mucho más por nuestras baterías que esperar a que salten dichas alertas.
Cuantas menos subidas de temperatura sufra tu batería, mejor
Cada móvil incluye una serie de sensores de temperatura que se encargan de determinar los grados que afectan a los distintos componentes clave para el funcionamiento del dispositivo. El sistema operativo analiza constantemente la temperatura del procesador, por ejemplo, también la temperatura de la batería; lo que suele determinar la media de ejecución en el teléfono. Conforme más carga de trabajo tienen los componentes más se elevan los grados que tienen que disipar; a los que se suman los propios del ambiente donde está funcionando el móvil.
El calor afecta a las reacciones químicas que se producen en el interior de las baterías de ion litio, también afecta a los propios componentes de las baterías. Como se ha demostrado científicamente, estos componentes se degradan en mayor medida si la temperatura a la que funcionan sobrepasa los 50º C. Ésta es la razón por la que los coches eléctricos disponen de sistemas de refrigeración para su conjunto de baterías, tanto líquida como de aire. Y los móviles incluyen capas de refrigeración pasiva aparte de un sistema de emergencia que corta el rendimiento de todo el teléfono si éste supera un máximo de temperatura, por lo general por encima de 55/60º C (puede variar según la marca).
Para que una batería funcione correctamente, y mantenga su vida útil la mayor parte del tiempo posible, su temperatura no debería sobrepasar los 45º C (o, al menos, durante mucho tiempo). Lo ideal es que dicha temperatura oscile entre los 0 y 35º, pero, como en verano va a ser muy difícil que no supere ese máximo en los picos de calor, una buena idea es colocar una alarma de temperatura conforme el móvil avise si la batería se encuentra demasiado caliente. Y esto es realmente fácil con una de nuestras apps de cabecera: Ampere.
- Descarga la aplicación Ampere si aún no la tenías en tu Android.
- Abre la app y pulsa sobre la rueda dentada de arriba a la derecha para abrir el menú.
- Pulsa sobre «Configurar alertas».
- Acepta los permisos de Ampere.
- Una vez activados los permisos, marca «Temperatura alta de la batería».
- Selecciona «Temperatura de la batería» y marca los grados para que la app te avise. Por defecto la alarma se encuentra en los 60º C, pero te recomendamos situar el límite en los 45 o 50º C.
Cuando el sensor de batería instalado en la batería de tu móvil detecte que la temperatura sobrepasa el límite marcado, Ampere te avisará. En ese momento lo más recomendable es que dejes descansar el teléfono es un sitio lo más fresco posible y que no le dé la luz del sol. También puedes optar por apagarlo hasta que notes que recupera la temperatura normal.
La batería del móvil no se va a estropear de la noche a la mañana sólo porque suba de temperatura, pero todo va sumando: un aviso de alerta ayudará a que tomes conciencia de que el móvil tiene demasiado calor. Porque cuanto más hagas por prevenir las subidas de temperatura más durará la batería del teléfono.
Imagen | Midjourney
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