Cinco razones por las que sigo usando un VPN en mi móvil

Cinco razones por las que sigo usando un VPN en mi móvil

Más allá de la privacidad, seguridad y el anonimato: estos son los casos concretos de uso en mi día a día de una red privada virtual en mis dispositivos

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Markus Spiske Iar Afb0qqw Unsplash

A título personal pienso que los VPN no se convierten en imprescindibles hasta que no tienes claro cuál es su función y cómo funciona internet. Sí, es cierto que como persona que se dedica a la tecnología y le gusta trastear, tener un VPN en mis móviles me viene de perlas por varias cuestiones, pero incluso aunque no seas alguien techie, tiene todo el sentido si te preocupa la privacidad.

Reconozco que empecé con algo más básico y gratis como Ópera, un navegador que se jacta de tener VPN integrado (en realidad es un proxy, pero para algunos casos hace el apaño). Después, tras algunos viajes y otras situaciones personales que me llevaron hasta allí me decidí a dar el paso y pagar por un VPN completo y sin limitaciones: acerté de pleno. Ofrecen un servicio sensible y prefería no especular y quedarme a medias. No puedo estar más contenta: elegí ClearVPN simplemente por una recomendación de mi compañero Javier Lacort, pero tengo otras en el radar.

Este no es un artículo para explicar qué es una conexión VPN, aunque no está de más recordar que es el acrónimo de una Red Privada Virtual (Virtual Private Network, en inglés) y que su objetivo es crear una red sin necesidad de que los componentes estén físicamente conectados entre ellos, ya que lo hacen de forma virtual a través de internet. En resumen, las ventajas de la red local pero con más flexibilidad. Así, el tráfico de tus dispositivos va a tu IPS y de allí al servidor VPN, saliendo después al destino. ¿Por qué uso un VPN en mis dispositivos?

Vpn

Porque viajo aka para evitar bloqueos geográficos

Hace unos meses viajé a China y allí me topé con la imposibilidad de visitar una ingente lista de redes sociales y webs que forman parte de mi día a día por la censura del país asiático, por lo que tener un VPN allí fue providencial para trabajo y ocio, y aún así me costó lo mío conseguirlo.

No obstante, lo de los bloqueos geográficos no es algo que se aplique solo fuera de casa: en estos últimos años hemos visto como por ejemplo LaLiga bloqueaba la web de AceStream y pedía a la UE lo mismo para aplicaciones de IPTV. Con una VPN, da igual que España o la Unión Europea cierren el acceso, ya que puedes saltártelo.

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Porque trabajo en cualquier parte

Aunque el lugar donde trabajo la mayor parte del tiempo es mi oficina de mi piso de Madrid, mi oficina también está repartida entre la casa de mis suegros, la de mis padres y de vez en cuando, hoteles, apartamentos, bares y hasta bibliotecas donde puntualmente me ha tocado sacar adelante la jornada. Normalmente suelo tirar de mis datos, pero reconozco de no será ni la primera ni la última vez que acudo al Wi-Fi proporcionado por el espacio.

Como no sé quién administra esa red, sus intereses, protocolos de seguridad implementados o hasta si la propia Wi-Fi es una estafa, me curo en salud navegando a través del VPN.

Para probar cosas que todavía no están disponibles en España

Cuando Google lanzó Bard en la primavera de 2023, lo hizo en 180 países y pese a lo larga que es esa lista, España no estaba entre los elegidos. Para mí no supuso un problema, ya que simplemente me conecté a mi VPN con un servidor de USA y listo.

Google Bard 1

No obstante, que el viejo continente tenga una política más restrictiva y exigente para las big tech y a su vez más proteccionista con la ciudadanía tiene como consecuencia que haya software que necesite una adaptación extra para estar lista para Europa y la inteligencia artificial un buen ejemplo, pero recientemente también lo hemos visto con Threads, el Twitter de Instagram.

Para alguien que se dedica a la tecnología, ser early adopter no es una opción: cuando una aplicación sale al mercado (aunque sea global), queremos probarla ya y esperar no es una opción.

Privacidad, también ante tu operadora

Los puntos anteriores tenían mucho que ver con mi profesión, pero este motivo es extensivo a todo el mundo: usando un VPN, la operadora que nos proporciona los servicios de internet no sabe qué hacemos online. Esto es importante porque si procedemos sin VPN, se trazan perfiles en base a hábitos de navegación y consumo para su comercialización.

Con internet vivimos un poco como los burros a los que les ponen las anteojeras para que solo miren al frente: no vemos todo lo demás. Hay dos temas especialmente preocupantes, el primero son las brechas de seguridad, normalmente nos enteramos tarde y mal. El segundo es un clásico: si algo es gratis, es porque el producto eres tú. Dos ejemplos: las prácticas de Facebook o la gran brecha de los correos de Yahoo.

Las grandes empresas de internet manejan ingentes cantidades de información personal de usuarios y usuarias y con un VPN hay más protección: nos aseguramos de que nuestros datos son verdaderamente anónimos (no sería ni la primera ni la última vez en la que la práctica anonimización no es tan buena como prometían) ante su intercambio a otras empresas o ataques.

El streaming es otro nivel

Vaya por delante que esta es una cuestión secundaria, pero no por ello interesante: tenemos el VPN puesto en nuestro Smart TV porque te permite disfrutar de un streaming vitaminado, ya que por ejemplo plataformas como Netflix o HBO tienen diferentes catálogos en Estados Unidos y en España. O directamente, poder usar servicios de streaming que solo está disponible en otros países, por ejemplo Hulu o el magnífico BBC iPlayer.

Portada | Foto de Markus Spiske en Unsplash y Mockuphone con ClearVPN

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